Melchor Sánchez y los retos de las universidades latinoamericanas, en entrevista para el Observatorio

Melchor Sánchez, Coordinador de Desarrollo Educativo e Innovación Curricular de la UNAM, conversó con el Observatorio sobre los retos que enfrentan las universidades latinoamericanas .

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Sugeriría que se adquiera la tecnología indispensable para lograr la misión de las universidades, y eso implica que aterricen la adquisición de tecnología en base a sus requerimientos educativos de sus planes de estudio.
— Melchor Sánchez.

Melchor Sánchez, Coordinador de Desarrollo Educativo e Innovación Curricular de la UNAM, conversó con el Observatorio acerca de los retos que enfrentan las universidades latinoamericanas y el futuro de la educación. 

Lee la transcripción de la entrevista:

Observatorio: ¿Cuáles son los principales factores que frenan la innovación en las universidades?

Sánchez: Yo creo que uno de los principales factores es la falta de conciencia de la amplitud del concepto innovación. La palabra innovación se ha convertido en un lugar común, entonces lo decimos como algo que ya debe de permear absolutamente todo lo que hacemos. Y sí, hay que ponerla en su justa dimensión, yo creo que precisamente esta falta de lo que comenté, de la estructura, llamémosle ontológica, del concepto de innovación que implica cómo puede categorizar los términos de búsqueda de la misma, hace que no sea tan sencillo y hay pocos trabajos de investigación formal, algunos de España, otros de Norteamérica y uno que estamos haciendo ahorita en la universidad (UNAM), para tratar de facilitar el acceso a lo que es realmente la innovación.

Entonces, yo creo que uno de los retos es la trivialización del término en el día a día y que todo lo ven como un lugar común, como esta cuestión de »hasta sus últimas consecuencias», falta aterrizarla con ejemplos concretos. Parte importante sería poner ejemplos concretos que no estén relacionados con la tecnología, para tratar de evitar esta conflación de conceptos en el cual la palabra innovación necesariamente lleva tecnología, cuando tal vez lo más importante pueden ser cambios en conductas o cambios en cosas de habilidades suaves, creo que sería una. Y la falta de reconocimiento. Bueno, más que la falta de reconocimiento, los entornos complicados de nuestras instituciones, en las que, si alguien es muy innovador de ese pequeño porcentaje de personas que realmente piensan fuera de la caja todo el día, que no les gusta seguir las reglas, esos a veces no encajan en organizaciones formales y sí tenemos que propiciar que hay un entorno apropiado para este tipo de personas, en lugar de excluirlas o etiquetarlas como problemáticas. Porque los verdaderamente innovadores sí son un pequeñito porcentaje de la población.

Observatorio: ¿Cuál es el rol de un profesor en el futuro de la educación?

Sánchez: El rol es este rol camaleónico, cambiante. Hay muchos modelos en cada profesión de qué es lo que tiene que hacer un docente. Desde comportarse en términos de inteligencia emocional, apoyo afectivo, seguir a los estudiantes como si fueran, que de hecho lo son, continuaciones de su ser y compartir la identidad con ellos. Yo creo que los profesores debemos de formarnos cada vez más en una serie de conceptos, que no es nada más innovación, por ejemplo, creatividad y motivación.

Yo creo que los profesores debemos de ver la docencia como un área de estudio susceptible de mejorar y que tiene también, llamémosle entre comillas su «ciencia». Si bien tendemos a utilizar muchos de los usos y costumbres: si yo enseño como me enseñaron o yo evalúo como me evaluaron, sí hay que utilizar, y ese fue parte de mis argumentos, la evidencia científica publicada en el mundo, que sí es bastante abundante sobre el tema.

Observatorio: ¿En qué deben invertir las universidades en América Latina en este reto de la automatización y el futuro de la educación?

Sánchez: Creo que deben invertir en lo que sea más útil para lo que tienen que hacer, porque lo que he visto en nuestros países es que las empresas internacionales tienden a subestimar nuestros conocimientos sobre el tema y quieren utilizar las típicas estrategias de mercadotecnia que les han funcionado; y desafortunadamente, las adquisiciones, y aquí sí hay una diferencia substancial entre instituciones públicas y privadas, están sujetas a una serie de normatividad. Por ejemplo, la Administración Pública Federal de nuestro país, México. Entonces a veces cosas relativamente sencillas se convierten en un vía crucis burocrático que hace que los recursos se tarden mucho en adquirir y eso crea incentivos a «¿sabes qué? no voy a comprar ese tipo de cosas».

Desafortunadamente tenemos relativamente pocos jugadores, precisamente por este enorme valor económico de las grandes empresas. Como comentaba ayer el presidente del TEC, compran a todas las empresas que se les atraviesan, entonces esto les ha dado un poder impresionante. Y es difícil sustraerse de los conflictos de interés, y reitero, en nuestro país (México) a veces en las adquisiciones hay una serie de intermediarios que provocan nichos de corrupción, entonces no es nada sencillo.

Yo sugeriría que se adquiera la tecnología indispensable para lograr la misión de las universidades, y eso implica que aterricen la adquisición de tecnología en base a sus requerimientos educativos de sus planes de estudio. No nada más porque es algo muy nuevo y muy bonito, como tiende a ser con la simulación, que se compran simuladores que cuestan una millonada y después, sin ninguna planeación educativa, entonces se quedan ahí sin usar o subutilizados de una manera que no debería ser.

Observatorio: En su opinión ¿Cómo se será la educación superior en 2049?

Sánchez: Yo espero que sea más, llamémosle democrática, en el sentido de más accesible para todo mundo. Antes tomar un curso de Stanford, de Harvard o de Yale era impensable y ahora con los MOOC eso ha transformado totalmente el escenario y si bien no han satisfecho los requerimientos de muchos escépticos, yo creo que estos van a seguir mejorando y madurando hasta que tengamos disponible todo el saber humano de una manera bastante accesible para nosotros. Eso implica que cada quien sea capaz de reflexionar sobre sus áreas de oportunidad (deficiencias, por no llamarle así) y abordar lo que uno requiere para lo que uno hace, irse formando en el transcurso de la vida.

Este artículo del Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación puede ser compartido bajo los términos de la licencia CC BY-NC-SA 4.0